Del esplendor que en su día tuvo el Palacio de los Gosálvez, hoy sólo quedan ruinas, ruinas que siguen impregnadas de la belleza que tuvieron, belleza decadente que nos atrae, que incita a nuestra curiosidad a imaginar cómo era el Palacio, como una obra arquitectónica tan colosal de primeros del siglo XX termina su ciclo en una Arquitectura Abandonada embebida por la naturaleza.
El palacio de los Gosálvez sigue el estilo francés versallesco típico de los palacetes del norte de España a principios del siglo XX. El palacio consta del edificio central con tres plantas y dos alas en una planta, una a cada lado del edificio central. En el centro del conjunto se sitúa una fuente llamada “La Zarina” que fue regalada a los Gosálvez por Alejandra, la esposa del zar ruso Nicolás II. En la actualidad solo queda la base donde un día estuvo la fuente.
El palacio consta de 368 ventanas y se decía que tenía el mismo número de puertas. Además también cuenta con un gran número de habitaciones, un total de 20 estancias, de lo que se infiere con un rápido cálculo, que cada estancia tenía al menos 18 ventanas. Además fue declarado Bien de Interés Cultural el 16 de junio de 1993.